Kicillof pidió “defender los derechos” y advirtió que el voto no debe verse como un apoyo al ajuste, sino como una señal de preocupación social.
Pasadas las 23, Axel Kicillof subió al escenario del búnker de Fuerza Patria en La Plata. A su lado estaban Sergio Massa y Máximo Kirchner, con quienes no se había mostrado juntos en toda la campaña. «Se equivoca el Gobierno si festeja este resultado electoral donde seis de cada diez argentinos dijeron que no están de acuerdo con el modelo», lanzó el gobernador ante la militancia.
Con el 99% de las mesas escrutadas, La Libertad Avanza se impuso por medio punto sobre Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires. Kicillof reconoció que «fue un resultado muy ajustado», pero eligió destacar la renovación de las 15 bancas en Diputados y la incorporación de una más. «Tenemos 16 diputados de Fuerza Patria que irán al Congreso para defender nuestras ideas», subrayó.
En su mensaje, agradeció a Massa, a Máximo Kirchner y a Cristina Fernández de Kirchner, «que debería estar acá pero está injustamente presa». La frase, pronunciada entre aplausos, buscó reforzar la identidad del espacio en un contexto adverso.
Kicillof concentró su discurso en el rumbo del Gobierno nacional. «Se equivoca Milei si pasa por alto la situación que atraviesa nuestro pueblo, donde se han perdido empleos y cierran empresas todos los días», advirtió. También cuestionó el acuerdo con Washington y la banca privada: «Ni el gobierno norteamericano ni JP Morgan son sociedades de beneficencia; si vinieron a la Argentina no es para otra cosa que para llevarse un lucro con nuestros recursos».
El reencuentro de Kicillof con Massa y Máximo Kirchner, después de meses de tensiones internas, fue la postal política de la noche. Los tres dirigentes habían pasado horas reunidos antes de salir al escenario, mientras en el Hotel Brizo se acumulaban reproches de intendentes y militantes por la estrategia de desdoblar las elecciones provinciales.
Cuando se confirmó la derrota —por menos de 50 mil votos—, el clima se volvió sombrío. Afuera, la lluvia dispersaba lentamente a la militancia. Desde los altoparlantes, una locutora cerró con un intento de ánimo: «El peronismo está vivo. Sigue de pie, con las convicciones intactas». En los pasillos, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, sintetizó el descontento interno con una frase que resonó fuerte: «Cristina tenía razón».
En el tramo final de su discurso, Kicillof insistió en que «hay dos modelos distintos en la Argentina» y prometió que la provincia funcionará como «escudo para cuidar a los que sufren del modelo que ataca jubilados, a personas con discapacidad y a quienes trabajan».
«Vamos a usar todos los recursos, todas las posibilidades, para seguir funcionando como escudo», afirmó antes de despedirse con una consigna que buscó mantener encendida la militancia: «El pueblo sufre y la patria no se vende. El futuro no es de Milei, el futuro es del pueblo».

 
			 
			 
			 
			